Un lugar monocolor lleno de emociones.

jueves, 6 de agosto de 2020

Como un fénix

Esta es la historia de alguien que no suele contar las suyas. Es de las que piensa que los sueños que se cumplen son los que se mantienen en secreto, pero qué pena que junto a sus sueños esconda los miedos. Con lo bonito que es sacarlos afuera y mostrarse vulnerable y humana.

Lo que la gente no sabe es que en un pasado no tan lejano dejó sus monstruos al descubierto con la persona equivocada. Quedó desarmada y desvalorizada como un puzle al que le falta la última pieza. Le cortó las alas y la ilusión de un solo golpe. La llenó de inseguridades y desconfianza convirtiendo su interior en una roca.

Pero lo superó. Resurgió de sus cenizas como un fénix.

Volvió a su vida con más fuerza que nunca. Dejó de poner su confianza y su autoestima en el resto y empezó a pensar solo en ella.

Ahora se muestra fuerte y empoderada a pesar de llevar todos los temores tras su espalda. Solo desea, algún día, dejar atrás esa mochila para arriesgarse a vivir de nuevo.


La belleza de Salem

Hoy otra voz silenciada.

Qué asquerosa idea esa de vernos más bonitas calladas.

Pues déjame decirte que somos muchas las que alzamos la voz porque la belleza está en las guerreras que pelean y las brujas que quemaron y resurgieron como un fénix. En las abuelas, madres e hijas. La belleza está en las que luchan por un mundo justo y seguro. Está en las que no se rinden y gritan bien alto por las que ya no tienen voz.

La belleza está en cada una de nosotras porque nos vemos más bonitas juntas; porque estamos más bonitas vivas.