El mundo gira y no espera por nadie, pero sabe que yo llevo mi propio ritmo.
Ya está puesta la vieja gramola y la música suena aunque yo busque otro compás.
No soy como el resto. Me gusta llevar un paso diferente, levantarme con el pie izquierdo alguna vez y cruzar la mirada con un precioso gato negro.
Quizás por eso no encuentre la salida, pero no me importa porque ahora las piedras me acompañan.
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