Me estoy ahogando. Este mar de lágrimas se cuela en mis pulmones y me ahoga.
Con la poca voz que me queda te pido ayuda y tú, desde tu perfecta zona de confort, me miras con esa mirada soberbia y te ríes con esa sonrisa cínica que algún día me gustó. Me ves hundirme y no haces nada, creo que prefieres quedarte a ver el espectáculo.
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