Ahí me tienes, consumiéndome con cada recuerdo, quemándome con cada pregunta sin respuesta... y te hartas. Te hartas de todo y de mí... y me apagas. Me apagas como a esa vela rancia del salón que ya no desprende tu olor favorito porque yo ya no desprendo el cariño que tú buscas. ¡Deshazte de mí! ¡Apágame y tírame! Ya sabes que esta vela rancia no brillará por ti.
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