El tiempo se agota. Se escucha tu nombre en el aire. El
fuego resbala por las paredes. Mis dedos se enredan en tu pelo. Sentimos esa
descarga eléctrica que nos lleva a tocar el cielo y caemos.
Pulmones sin aire, piel húmeda y los cristales empañados. La
oxitocina se libera por el espacio dejando dos cuerpos extraños hacerse uno.
Y, tras este ciclón de emociones que ha arrasado con la
habitación, los dos se preparan para la próxima tormenta.
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